coreografías para la Calle Mayor // coreographies for Mayor Street

por Ramiro Aznar Ballarín


“El ballet de las aceras de la ciudad nunca se repite de un sitio a otro, y siempre está repleto de nuevas improvisaciones” [1: 65-66]. Con esta sutil analogía mi abuelita favorita describía las complejas interacciones que se dan en el espacio público urbano por excelencia, las aceras. Como en el Barrio Sésamo de nuestra infancia, las aceras proporcionan el soporte para que se desarrolle la vida urbana de las ciudades y pueblos. De hecho son el conductor primario para el flujo de información (cotilleos o chismorreos entre otros) entre ciudadanos, una especie de “banda ancha” [2].


Este fenómeno se manifiesta de una manera clara en el casco urbano de Zuera, y más concretamente en la Calle Mayor, ya que al presentar una elevada densidad poblacional y una gran diversidad de usos puede ser considerada el principal escenario para la citada danza urbana. Al igual que Jane Jacobs con Hudson Street, aquí también se podría describir una bella coreografía. Pero como mi prosa no es sobresaliente, intentaré ilustrarlo con fotos y comentarios:



Niños andando por la Calle Mayor ocupando toda la calle, algunos montan bicicletas. // Some kids walking through Mayor Street, they are occupying the whole width of the street, some of them are riding bikes. [photo by Ramiro Aznar Ballarín]



De izquierda a derecha: dos señoras de compras se detienen en frente de la panadería, un señor con su perro cruza de acera y por último, en la acera de la derecha una señora con su niños se encuentra con otra que lleva un carrito de la compra. // From the left side to the right: a couple of women talk in front of the bakery, a old man with his dog are crossing the street and finally, on the left sidewalk, a woman with her two kids is talking with another woman who is carrying a shopping cart. [photo by Ramiro Aznar Ballarín]

Como se puede observar en estas dos fotos, el ballet de las aceras se convierte en el ballet de la calle. Los zufarienses utilizan las aceras y el asfalto como un continuum, en el que no hay distinción funcional entre una y otra superficie… hasta que aparece un elemento de perturbación, en este caso el coche. Cuando éste entra en escena, vuelve la segregación espacial y funcional, y las aceras se comportan como refugios momentáneos, tal y como se muestra en la siguiente foto.



Caminantes arrimándose al bordillo al pasar un coche. // Some wayfarers are coming close to the curb because a car is passing. [photo by Ramiro Aznar Ballarín]

Una vez que el coche se aleja el ballet puede continuar. La reflexión aquí es que las aceras del casco de Zuera están hechas para el automóvil no para el peatón. Esto no se aplica en la mayoría de las ciudades, aunque de hecho, a Jacobs no le preocupaba nada la existencia física de las aceras sino la función que realizaban [2]. En el urbanismo y la arquitectura como en las ciencias naturales podemos encontrar un precioso debate entre la forma y la función. Un ejemplo bonito y práctico sería lo que los evolucionistas llaman exaptaciones, estructuras de un organismo que evolucionan originalmente como rasgos que proveen adaptación a unas determinadas condiciones o que no es adaptativo (neutro), y una vez que ya está consolidado comienza a ser utilizado y perfeccionado en pos de una nueva finalidad, en ocasiones no relacionada en absoluto con su "propósito" original (sin lugar a dudas el “falso” pulgar del panda).

En nuestro caso, las aceras son vestigios del planeamiento urbanístico del pasado siglo, las cuales sin embargo pueden sufrir nuevas actuaciones y modificaciones. En este sentido se podría resetear la cinta y volver a dar al play o incluso darle la vuelta y poner la otra cara [3]. Aquí encajarían propuestas estilo “¿Y si…?” ¿Y si eliminásemos las aceras? ¿Y si peatonalizáramos el casco urbano? ¿Y si limitásemos los aparcamientos? Como respuesta a estas preguntas tendríamos diferentes coreografías, ¡pero atención! No todas serían aptas para nuestros propósitos, es más, aunque al final se opte por una trayectoria determinada no debería significar el final del baile y es que… “el espectáculo debe continuar”.


by Ramiro Aznar Ballarín

“The ballet of th good city sidewalk never repeats itself from place to place, and in any one place is always replete with new improvisations” [3: 65-66]. Through this subtle analogy, my favourite old woman described the complex interactions which occur in the most commonly known urban public space, the sidewalks. As in Sesame Street, the sidewalks provide the vital support for urban life. In fact, they are the main channel to which the information flow pass from citizen to citizen [2].

This phenomenon is very clearly represented in the urban centre of Zuera, and more concretely in Mayor Street. Because of the fact that this street has high population density and a great diversity of uses can be considered as the main scenario for the urban ballet dance. As Jane Jacobs did with Hudson Street, herein can be described a beautiful coreography for Mayor Street, but because my prose is not so good, I will try to ilustrate with pictures and comments (see pictures above).

As it can be observed in these photos, the ballet dance is performed in the whole street and not just in the sidewalks. The people of Zuera use both the roadbed and the sidewalks like a continuum. Here there is not distinction between one surface and the other… till a disturbing element appears, in this case a car. When an automobile enters the scene, the spatial and functional segregation come again, the sidewalks then behave like temporary shelters (see picture above).

Once the car disappears the ballet can proceed. So it can be argued that the sidewalks of this part of the town are for cars instead for pedestrians. This does not apply to the majority of big cities, nevertheless even Jacobs was not worried about the physical existence of sidewalks, she was interested in their function [2]. In this respect, in urbanism as in natural sciences there is an interesting debate about form and function. A very nice and practical example can be found in the so-called exaptations, namely a trait can evolve because it served one particular function, but subsequently it may come to serve another (for sure my favourite one is the panda’s thumb).

In our case, the sidewalks are vestiges of the urban planning from the last century, but as mentioned above they can undertake new modifications. In this sense, we can reset the tape and play it again or even play the B side [3]. Here it can work proposals as the question “What if…?” What if there were not sidewalks? What if we pedestranized the whole town centre? What if we limited car parkings on the street? For each question we have a particular coreography, but… not all of them would be suitable for our purpuses. In addition, although at the end the final choice should be made, this does not mean the end of the dance: “the show must go on”.



[1] Jacobs, J. 1961. The Death and Life of Great American Cities. Random House, 624 p.
[2] Johnson, S. 2001. Sistemas Emergentes. O qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Turner Fondo de Cultura Económica, 258 p.
[3] Gould, S.J. 2006. La vida maravillosa: Burgess Shale y la naturaleza de la Historia. Drakontos Bolsillo, 447 p.


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